miércoles, 30 de enero de 2008

Esa foto estampada de "la gordi"


El tiempo pasa

Así es la vida de los argentinos. Todo pasa por la pelota de fútbol: sentimientos, enojos, fanatismos, ceguera, burlas, etc.

Es por eso que no quiero dejar pasar la oportunidad de contar una historia de Lupo Gonsález Gómez. Una historia rebosante de fútbol y amor a Carolina Besares, la gordi, típico sobrenombre de novio tìpico. Lupo, un nueve que va a todas...

Ambos no forjaban ningún futuro auspicioso. Él jugaba en la cuarta de Fray Luis Beltran y ella despuntaba el vicio con las novelas de la tarde, como "caramelos para la srta que es menor" o "se me volaron las chapas de jóven".

Él soñaba con ser el Toti Iglesias y ella con ser Luisa Kuliok, no era mucho pedir.

Lupo - el nueve que no es lujoso pero que va a todas, conociendo sus limitaciones técnicas para impresionar a la gordi- le mentía, le contaba sus goles espectaculares y las exquisiteses forjadas dentro de esa polvareda, que era esa cancha sin cesped.

Otra ilusión invadió a Lupo y era llevar a la gordi a la cancha. Y cuando hiciera un gol, quitarse la camiseta y mostrar otra de algodón, que estaba abajo con la foto estampada de la gordi en colores y que dijera "te amo más que al Toti Iglesias". Había pensado en dar la vuelta carnera, pero lo dejó para jugadores más atléticos.

Por fin , cuando terminaron las novelas, la gordi se mandó a la cancha. Se enfrentaban el Fraiile ( así le decían a Fray Luis Beltrán) y el temible Municipal Godoy Cruz.

El clima era propicio. La cancha fue regada a la noche para que no se levantara polvareda. Habían más de 12 espectadores y la vela a la Difunta Correa fue encendida ayer por el Lupo sin inconvenientes. Hoy debía triunfar el amor.

Por esas cosas de la vida y del fútbol, Lupo ni la vio. Sólo una oportunidad: cuando el fútbol quedó en su pie derecho frente al arco que estaba a tres metros de frente y el arquero desmayado. Pero le temblaron las piernas y la mandó al arco de San Pedro. Dicen los memoriosos que ese día le peso la camiseta.

Esa tarde, el Fraile ganó 9 a 0, pero Lupo no convirtió coincidiendo que esa semana terminó la relación con la gordi, porque le confesó que le gustaba Andrea del Boca.

Nunca pudo mostrarle la remera con la foto y eso caló hondo. Aunque se la haya ofrecido a la Flaqui, la Ruli, laTeti y la Puti, novias posteriores que no llenaron el vacío de su vida llena de goles perdidios.

Un día Lupo se envalentonó - le voy a golpear (la puerta) a la gordi y le voy a mostrar la remera... total, sólo han pasado veinte años.

Fue a la calle Sarmiento 1300 de Luzuriaga. Tomó aire y golpeó. Tenía puesta la camiseta de veteranos de Racing de Buena Nueva y abajo, la "pulenta" estaba todo pensado: salía la gordi y gritaba "goooool", se quitaba la camiseta y la besaba apasionadamente (pero siempre algún detalle se escapa...).

Abrió la puerta un tipo grandote con unos bigotes tipo chamaco que lo miró fijo. La velocidad que no tenía en la cancha Lupo la tenía en la lengua..."¿quiere comprar verdura?". El grandote, con voz estentórea, le dijo "no" y Lupo, sin vacilaciones, le contestó "cualquier cosa ya sabe: verdulería El Toti Iglesias".

Se fue volviendo en el grupo nueve a su casa y pensaba: "la gorde que es perpicaz. Seguro que caza la indirecta y me ubica, total tengo el mismo teléfono".

Lupo Gonsalez Gómez, el nueve que va a todas, se quedó frente al teléfono para hacer el gol como sea y si es en el último minuto, mejor. L

La remera con la estampa de la gordi ya la tenía puesta.

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